Estábamos tan enamorados el uno del otro que nos casamos muy jóvenes. Después de varios años casados nos olvidamos de los sentimientos que habían hecho que nos casásemos; y todo se volvió igual.
Levantarnos a las 7:30, despertar a nuestra hija Julia a las 8:00 prepararle el desayuno y llevarla a la escuela; después irnos a trabajar y recoger a Julia a las 15:15 después de que comiera en el comedor.
Siempre lo mismo, tanto que ya no tenías que pensar que tenias que hacer, poco a poco todos nos fuimos cansado de la rutina e intentamos desconectar yéndonos de vacaciones unos día a la Warner de Madrid.
Nos lo pasamos maravillosamente, y cuando llegaba el final del viaje; nadie quería volver porque sabíamos que todo volvería a ser igual. Pero aun así tuvimos que volver.
Cuando regresamos a nuestra casa vimos que había habido un incendio en ella; habíamos perdido todo lo que no nos llevamos al viaje.
-Este es el final-dije perdiendo todas las fuerzas al ver lo que una vez había sido mi casa, donde tenía todos mis recuerdos felices de mi familia.
-Este no es el final, cariño- me dijo Jose, mi marido, poniéndome una mano en el hombro- Es solo un nuevo comienzo.
-Si, mami-me dijo Julia abrazándome-Vamos a empezar desde el principio y ser tan felices como en el parque ¿vale?
-Tenéis razón, eso haremos- les dije sintiéndome reconfortada por su apoyo.-Volveremos a empezar y ha crear una vida en la que todos los días sean diferentes y divertidos.
Y así lo hicimos. No puedo decir que no nos costó, pero lo logramos y ahora todos los días son divertidos. Jose y yo recuperamos esos sentimientos tan importares que habíamos olvidado y nunca los volvimos a olvidar.
Porque para ser feliz esos importantes sentimientos son lo mas necesario, hay que intentar que la vida no se vuelva monótona.
PD: Agradecería mucho que comentaseis que os pareció.